La mano de Dios… es la de mi tío

 

Tengo un tío misionero que lleva unos veinte años por Kenya, un auténtico héroe, que sacrificó las comodidades y vicios del Primer Mundo por voluntad propia, para dedicar su vida a los demás y ayudar a mejorar las condiciones de vida de diversos poblados y tribus africanas.

Ahora se encuentra en Marsabit, en la parroquia de Nuestra Señora de la Consolata, en plena misión de primera evangelización, rodeado de tribus nómadas y seminómadas, con las que ya ha estado en contacto en otras ocasiones. Los Turkana, Gabra, Rendile o Waara son ya vocabulario conocido entre los Villaverde, así como el swahili (o kiswahili), idioma que nuestro tío conoce desde hace años y que alterna con el inglés para poder desempeñar su importantísisma labor por tierras keniatas.

Recuerdo cada una de sus visitas, cada tres años y durante un período de tres meses, normalmente en verano, y, ya puestos, coincidiendo con alguna celebración familiar (véase bautizo, comunión, o como este año, una boda el día del Mundial… sí, la de mi hermano). Eventos, también dicho sea de paso, que la Familia se encarga de programar haciéndolos coincidir cuando es posible con su estancia aquí, para que pueda estar presente y para que pueda conducir la ceremonia con su habitual sentido del humor y praxis nada usual entre el resto de sacerdotes. Afortunadamente.

Lo que mejor se le da a mi tío es llegar al corazón de quién le escucha. Así lo hace en cada uno de sus sermones, que llaman la atención de aquel que lo oye por primera vez. Por novedoso, por claro, por crítico, por actual, por práctico, por diferente, por su contundencia, por su eficacia comunicativa. Siempre con una sonrisa en sus labios, pero con la verdad en sus palabras. Es sincero, tiene carácter y sabe aconsejar.

Mi tío es un valiente. Un obrero de la fé. Ha construido casas, escuelas e iglesias con sus propias manos… pero lo que es más importante, enseña cómo hacerlo a quién no lo sabe. Predica con el ejemplo, hace de sus habilidades las de los demás, respeta la idiosincrasia de los pueblos remotos a los que asiste y ayuda con su experiencia a los que le rodean. No impone, enseña, explica, aconseja y educa.

Mi tío es un valiente. Vaya si lo es. Hace unos cinco años tuvo un accidente de coche que casi le cuesta la vida. Iba en jeep, en pleno desierto, volcó y cuando aparecieron los primeros nativos para socorrerlo, tuvo la sangre fría, conteniendo el dolor, de gritar alto y fuerte: “Dad el aviso y no me mováis hasta que vengan a buscarme”.

Este verano todos lo encontramos mucho más jóven y recuperado de aquella tragedia. Ganó peso, recuperó su mejor sonrisa y su vitalidad, y tras otros tres meses entre nosotros se marchó junto a su segunda Familia, el pueblo keniata. Apasionado del fútbol, como buen Villaverde, se llevó dos equipaciones del equipo infantil del CSD Ames para los niños del poblado. Una roja y otra verde, con sus camisetas, sus pantalones y sus medias.

La sonrisa que se dibujó en su cara al recibirlas, pensando en la ilusión y lo felices que iba a hacer a los chavales cuando se las regalase, da muestras de que su interior siempre está pensando en el prójimo. Este verano fui a recibirlo a Barajas cuando llegó. Le costó reconocerme al principio, habían pasado tres años desde la última vez que nos vimos, y no me hacía por Madrid.

Compartimos varias cenas en la Casa de los Misioneros Combonianos en Arturo Soria, y allí visité con él la sede de la revista Mundo Negro, donde le dedicaron un reportaje que podéis ver pinchando aquí (id con las flechas a las páginas 32, 33 y 34 y ampliad con la lupa). El titular del reportaje me da juego para encabezar este artículo que fue tan espontáneo como estimulante.  Aunque bien podría titularlo con un qué orgulloso estoy de mi tío. Cualquiera que hubiese escogido se quedaría corto para definir la labor que desempeña el Padre Daniel Villaverde por su querida Kenya. Un auténtico héroe.

P.d: aquí también podéis leer alguna de sus crónicas desde África, como hace a menudo a través del correo electrónico con nosotros, poniéndonos al día de su estancia en Kenya.

Diego Villaverde

Xornalista, aspirante a escritor e opositor de Lingua Castelá e Literatura afincado en Alemaña. Leo máis do que escribo e escribo máis do que estudo.

One comment

  • Noemí Susana Isabel villaverde di:

    Un orgullo para la familia Villaverde,de la cual provengo ,soy nieta de Manuel Villaverde de Portas,.

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