Lifegames ha estado con Ricardo De Santiago, uno de los fundadores de Juegaterapia, organización que reparte videojuegos y consolas a los niños enfermos de cáncer en casi todos los hospitales con planta de oncología de España. “La quimio jugando se pasa volando”, eso es lo que consiguen desde el año pasado doce voluntarios con muy buen corazón. Entre sus objetivos para 2011, conseguir “que no haya ningún niño con cáncer en un hospital sin la posibilidad de pasar un rato bueno y de calidad jugando”. Y eso no es todo…
Diego Villaverde | Madrid
“Juegaterapia empieza por casualidad. Una compañera de trabajo descubre que el hijo de una amiga suya está enfermo de cáncer y lo están tratando con quimioterapia en el hospital. Ella, al ver que este niño está aislado, coge la PSP que su marido tiene abandonada y se la entrega con unos juegos. La respuesta del niño fue muy buena. Pasó a estar motivado, alegre como cualquier niño al que le das una consola, sobre todo en un sitio donde se supone que no vas a divertirte nada. Mónica nos lo contó a todos y fue como la pólvora”. Así nos cuenta Ricardo De Santiago, uno de los fundadores de Juegaterapia, el nacimiento de esta fenomenal iniciativa que desde hace unos nueve meses arranca una sonrisa a cientos de niños enfermos de cáncer en toda España.
Desde el año pasado, cerca de 900 niños en toda España tienen la posibilidad de pasar un rato agradable y divertido mientras reciben duras sesiones de quimioterapia y viven aislados del mundo exterior durante días e incluso semanas. Esta iniciativa, que surgió por azar, pronto se expandió, por su carácter humano y su componente emocional, y porque “la quimio jugando, se pasa volando”. Estas palabras del primer niño que recibió una consola de manos de Juegaterapia se convirtieron en seguida en el lema de esta organización sin ánimo de lucro de la Asociación Española para el Desarrollo de Proyectos Sociales.
Los resultados llegaron de inmediato. “Cuando una idea es buena y funciona, casi no hay que contarla”, asegura Ricardo. “Mucha gente tiene una consola parada, si no tienes a quién dársela esa consola se queda en un cajón, y es una pena, porque se la das a un niño que está en un hospital y lo alegras un montón. Y también alegras a su familia. Si ves la posibilidad de ver a tu niño distraído un rato pasándoselo bien, también es un relax para los acompañantes. Y así nos metimos todos dentro, cuando nos dimos cuenta éramos doce”.
Doce son y entre doce se reparten las funciones. Funciones que estos apóstoles del videojuego compaginan con sus vidas y sus trabajos, con el objetivo de garantizar que Juegaterapia camine sobre las aguas y cumpla su objetivo: que todos los niños enfermos de cáncer en España puedan jugar y pasárselo bien mientras están hospitalizados. Las tareas están claras, unos se dedican a contactar y atender a las personas interesadas en donar juegos, otros a gestionar y mantener activas las redes sociales, unos terceros a revisar y responder los mails que llegan a info@juegaterapia.com… También hay que contactar con los hospitales para acordar la entrega, y por supuesto, desempeñar la función más laboriosa e importante, catalogar los videojuegos y consolas que llegan a Juegaterapia.
“Sólo pedimos a la gente una cosa, y es que la consola funcione, porque si además tenemos que probar cada una, ya sería un trabajo de jornada completa”, asegura Ricardo. “Lo que llega se almacena y se va metiendo en cajas. A estas cajas se les pone un adhesivo con una dedicatoria de la persona que la donó, si quiere dar sus datos. A veces las familias y los niños contestan”. Esta idea nació del primer niño que recibió una consola. Le mandó un dibujo al antiguo dueño de la PSP que le fue entregada en Alicante. “Pensamos que es una manera de materializar la donación que hace la gente”, puntualiza Ricardo. “Sienta bien saber que has alegrado a un niño”, nos dice satisfecho.
En el tiempo que lleva funcionando Juegaterapia, la organización ha entregado unas 170 consolas y alrededor de 500 juegos a una docena de hospitales con planta de oncología de toda España. Juegaterapia tiene presencia en las Islas Canarias, Andalucía, Valencia, Murcia, Madrid, Cataluña e incluso Marruecos, y hasta han recibido peticiones de juegos para Chile o Venezuela, opción que no descartan “porque quien nos lo ha comentado se dedica a las importaciones”, afirma sorprendido Ricardo.
El funcionamiento externo de Juegaterapia también se entiende gracias a la buena fé de gente anónima que dedica una parte de su tiempo a ayudar a los demás. “Hemos encontrado unos partners maravillosos en la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer”, nos explica Ricardo. “Son una serie de asociaciones federadas que están a lo largo de toda España. Lo que hacemos es que la gente pueda ir a donar a estas asociaciones federadas y aprovechamos su estructura. Ellos las recogen, y cuando tienen material suficiente, organizamos una partida y las entregamos en un hospital. Gracias a estas asociaciones podemos funcionar con una estructura grande”.
A reír se ha dicho
Juegaterapia también ha recibido el apoyo y la ayuda de grandes multinacionales o personas vinculadas al sector, que prestan su ayuda de forma desinteresada. Es el caso de la página web especializada en videojuegos Nosplay, “que nos han dado presencia en ferias del cómic y del manga en Murcia”; o a mayor escala de Disney y Konami, que regalaron a Juegaterapia lotes de algunos de sus juegos, algunos incluso de ordenador. Esto encendió nuevamente la bombilla creativa de Ricardo y de sus compañeros de Juegaterapia.
“Una cosa que queremos empezar a meter este año son ordenadores, precisamente para que crezca el ritmo escolar de los niños ingresados. Estamos por ahí detrás de una cosa que nos interesa mucho. Se llama Baobab Planet. Es un juego, una plataforma por Internet para desarrollar las habilidades de un personaje. Puedes jugar con tus padres, hay seis desarrollos lógicos diferentes, es decir, hay una historia de desarrollo infantil en ese juego”, comenta ilusionado Ricardo, que no deja de pensar en los horizontes de expansión de Juegaterapia. Un psicólogo para cada familia y conexión wifi “para vencer el aislamiento de manera total” son los principales anhelos de este grupo de gente para el año que acaba de comenzar.
Un año en el que también contarán con la ayuda de Achús. ¿Que quién es Achús? Pues un profesional de la diversión que se ofreció a ir a los hospitales y cumpleaños de estos niños para contribuir a la tarea de verlos un sonreír un poquito. El primer niño al que visitó tiene tres años y se llama Guzmán. Su padre ha tenido la iniciativa de contarnos cómo le va el tratamiento con quimioterapia en el blog “uno entre cien mil”. Es un ejemplo de ilusión y optimismo ante una circunstancia tan adversa como la leucemia que sufre el pequeño Guzmán. “Achús quería hacerlo, así que lo enviamos para allá y fue una pasada. Además de lo que le hizo reír, lo que más nos gustó es lo que ha puesto su padre en el blog. Al día siguiente, en la quimioterapia, Guzmán la absorbió muy bien. No es que sea causa-efecto”, asegura Ricardo, “pero nos gusta saber, o pensar o soñar, que a través de estimular a este chico, responde mejor”.
Las redes sociales y lo que está por venir
“¡Hola! Tengo una Play 2 con varios juegos que me gustaría donar en Madrid. ¿Qué tengo que hacer?” Así reza una entrada en el muro de la página de Facebook de Juegaterapia, donde ya hay más de 8.800 seguidores. Facebook es una fuente inagotable de interacción y buenrollismo, que además permite solucionar las dudas al instante o atender donaciones en tan solo unos minutos. “La gente en Facebook se moja mogollón, publican sus regalos y eso está muy bien porque la gente lo ve y hace que todo sea un polvorín”, comenta Ricardo, que sin embargo se muestra más impresionado con la red social twitter, de la que se encarga personalmente.
El perfil de twitter de Juegaterapia cuenta actualmente con unos 500 seguidores, gente muy activa y comprometida, que además proviene en gran parte de la comunidad gamer. “Uno podía pensar inocentemente que los gamers no iban a querer darte sus juegos, porque hay grandes coleccionistas… pues todo lo contrario, están encantados de ver que el juegazo que se pasaron o la consola a la que le han echado un montón de cariño y horas, la va a tener un niño. Y son un colectivo muy organizado, con muchísimas ideas, y no solo a nivel online, es que además salen a las calles. Es gente que tiene unas ganas de ayudar y un empuje tremendo”, señala nuestro guía por las redes sociales.
Ricardo transmite una generosidad y un optimismo que ayudan a entender mejor el porqué de esta iniciativa y de su rotundo éxito. La idea funciona sola porque es buena, nos repite Ricardo, pero en Lifegames estamos seguros de que no tendría una expansión tan rápida y el índice de penetración que tiene en toda España si no tuviese detrás al equipo humano que tiene. “Yo lo digo en todos los sitios”, insiste Ricardo. “Juegaterapia somos todos, decir que Juegaterapia somos doce es una forma de hablar, porque Juegaterapia somos todos. Los que dan ideas, los que te ayudan, los que se lo comentan a un amigo, los que ponen algo en el muro y te felicitan, los que reprueban tu idea y llegas a una conclusión mejor…”, nos dice a modo de despedida.
Una despedida que sólo es un hasta luego, porque de este encuentro entre Lifegames y Juegaterapia surgirán nuevas iniciativas y vías de colaboración, siempre con el objetivo de que los niños olviden su enfermedad por un rato y puedan jugar, divertirse y ver un rayo de esperanza en el largo camino que les queda por recorrer.